De toda la polifacética obra de Al Alvarez, El Dios Salvaje es el  libro por el que siempre se lo cita y siempre se lo recordará:  un hito en la ensayística sobre el suicidio que tiene la virtud  de fusionar la perspectiva personal con una vasta reflexión sobre  el tema en la historia y la literatura.  Entre el relato en primera persona sobre su relación con  Sylvia Plath durante los últimos días antes de que la poeta decidiera  quitarse la vida, y la crónica de su propio intento de  suicidio a los treinta y un años, Alvarez recorre la actitud cambiante  de la cultura occidental hacia ese acto radical, a la vez  irracional y lúcido, que modula el arte y la literatura de los últimos  dos milenios. Al discutir desde el suicidio honorable en  algunas sociedades antiguas hasta la autoeliminación como acto  pecaminoso, luego delictivo y por fin conclusión inevitable de  ciertos callejones estéticos y políticos, Alvarez se destaca como  crítico implacable pero también empático, sin perder jamás  de vista la dimensión humana, insondable y a fin de cuentas  privada del acto en sí. El Dios Salvaje es un libro que que